22.12.08

I faint, I die...

http://www.youtube.com/watch?v=jNzK28eCdc8

Es que no puedo dejar de creer en su calidez.


Come again! sweet love doth now invite
Thy graces that refrain
To do me due delight,
To see, to hear, to touch, to kiss, to die,
With thee again in sweetest sympathy.

Come again! that I may cease to mourn
Through thy unkind disdain;
For now left and forlorn
I sit, I sigh, I weep, I faint, I die
In deadly pain and endless misery.

All the day the sun that lends me shine
By frowns doth cause me pine
And feeds me with delay;
Her smiles, my springs that makes my joy to grow,
Her frowns the winter of my woe.

All the night my sleeps are full of dreams,
My eyes are full of streams.
My heart takes no delight

9.12.08

Palabras

Parece que la palabra vuelve a cotizarse en el mercado.
Alguien dice: “¡Muere!” y se arma. Ni siquiera hace falta que la escriba y la firme ante escribano. O sea que no es el papel. Simplemente la suelta al aire; lo escuchan y se arma.
¿Será que es uno de los que mandan? Y el otro, el que manda más.... Parece que creyera en los maleficios, que de eso dependiera su vida, o su poder; que es casi lo mismo porque él no es él sino su silla. Él y también los que lo rodean, lo sostienen y cuelgan de él, que salieron exigiendo que se retirara el conjuro.
Y parece también que su silla se sostiene sobre las palabras, o los silencios, de los que no mandan tanto, o no mandan para nada pero se juntan para hablar.
El poder, entonces, parece residir finalmente en las voces aunadas, cuanto más aunadas mejor. Habrá que pensar en lo que se dice a favor o en contra, lo que nos decimos unos a otros y, sobre todo, en lo que se acuerda decir o se dice a una voz sin pensar, porque de ello depende mucho y no me refiero sólo a la silla.
Lo que dicen muchos va adquiriendo realidad con cada repetición, va tomando forma y sentido, aunque al principio pareciera sólo desvarío. Creo que la pregunta que quiero hacerme es cuál es la realidad que quiero conjurar.