22.4.09

Más descubrimientos a destiempo.

Imaginate que el tiempo en lugar de avanzar está retrocediendo. En realidad el sentido del tiempo es de "ancianos a niños" y ahora estamos rebobinando.

Descubrimientos a tiempo

No, si cuando me lo propongo puedo ser muy lentita.
¿Saben qué descubrí ayer? Entendí por qué cuando algo "huele mal" se dice que "hay gato encerrado"... ¡lógica pura!

¿Y saben que creo haber descubierto hoy? El vínculo del sonido de Depeche Mode con su nombre...

Si soy más lista..

Por cierto, hay gente que va demasiado de prisa, creo yo. Gente que se cree que todo vale, que nadie importa menos ellos, que sus deseos son órdenes y que tiene, sobre todo, derecho a disfrutar de la vida, aunque caigan 20 en el camino.

Pero ¿saben que descubrí ayer, o mejor dicho, recordé ayer en conversaciones telefónicas con una amiga? Que es gente ante todo muy cobarde.

Y eso que estaba lentita... como un día de estos me sienta lúcida, organizo la revolución. Están todos invitados.

11.4.09

En un abrir y cerrar de ojos

Y así, sin más, me encontré atragantada con tus recuerdos, sin tu presente; iracunda y temblorosa.
Desconfiada de mí misma, recorro el camino del agua buscando un destello de explicación en la superficie inquieta que, de tanto verme pasear intentando comprender, me conoce más que yo.
Me enrosco, me consuelo, me cobijo. Me envuelvo en mantas de lana frente al fuego. Me balanceo buscando el centro, el punto quieto, la sonrisa calma.
Los ojos ausentes no se saturan de chispas, las manos se aferran a la fibra joven, los músculos se tensan, se tuercen, se endurecen. Y yo, pájara atónita y nocturna, lanzo preguntas silenciosas, angustiada. Dudo de pronósticos y probabilidades; descreo del porvenir y me indigno.
Y así, sin más, dejaste de ser quien yo creía amar. Has conseguido el mayor pase de ilusionismo del universo. Has dejado de ser un sueño, ya eres una realidad.

9.4.09

Y bueno, pues...

No escucho al despertador. Sigo dormida. A veces pienso que siempre he estado durmiendo porque estoy segura de que esa estridencia no es la mía, es de alguien más. El mensaje vibrante se dirige a otros oídos, da igual cuáles, no sé cuáles, pero siento que no son los míos.
Un par de jóvenes ojos risueños hace sonar campanitas en mi cerebro y me anuncia que viene el sol. No es hora de dormir, me dicen. ¿Es hora de soñar?, inquieren. Es hora de levantarse, respondo.
Esos ojos saben y cuentan que la vida es como el mar, que es cuestión de mecerse con las olas, de disfrutar el vaivén, de sentir la sal secando los labios y el sonido... ese mágico canto...
Me observan siempre, aunque yo a veces no sé qué decirles. Aún entonces me observan.