2.9.17

Estado de sitio

Estado de sitio.
Mi sitio.
Estado de éste es mi sitio:
ilusión.
He estado
en este estado
antes
y sé lo bien
que me sienta.
Lo bien
que me siento
aquí,
en este sitio,
en este estado:
ilusión,
mi sitio.

Me pido

Que el viento de la carretera no me vuele los sueños,
que las luces de la ciudad no deslumbren mi fe,
que la urgencia de los relojes no retrase mis planes importantes,
que el miedo a hablar no amordace mis verdades,
que las alarmas no me impidan escuchar las palabras de mi gente,
que la pantalla del móvil no me oculten los ojos de mi hija,
que las cacerolas y los cepillos no acaparen mi tiempo,
que no olvide que quien más ladra es quien más teme,
que no olvide que quien más manda menos sabe,
que nunca, nunca, nunca, el dinero sea más que las personas,

en mí.

Siempre

Permaneceré
tranquila y confundida
hasta que vuelva
a asaltarme la urgencia.
Un día más de gracia
a mi favor.
¿Ves? Si siempre
vuelve a salir el sol.
Haga lo que haga.
Piense o no.
Llore o no.
Me cubriré
aturdida y expectante
bajo la manta
y veré que todo pasa.
Suena el despertador.
Vuelve a ser lunes.
Se puede seguir
andando sin vivir.

¿O acaso
estoy mintiendo?

Levi

Mi gata huele a galletas maría. Lo sé porque se deja besuquear el cogote y aprovecho para olerla.
Conoce todos mis rituales, incluso aquellos que todavía yo no sé que lo son.
El momento de salir: el abrigo y las llaves que descansan en la jirafa. Bueno, en realidad es una cebra, pero un día me pareció que era una jirafa y así se quedó. Justo antes de dormir: una oportunidad para meterse en el armario cuando doblo la ropa. Me ha demostrado que soy mucho más previsible de lo que imaginaba.
Mientras inauguraba mi agenda del año próximo, se ha comido la cinta marcapáginas, como queriendo decir: menos planificar y más hacer. "Vive el presente, tía". Eso me dijo mi gata.
Ahora mira la pantalla mientras escribo. No mira mis manos, mira las letras que se van dibujando en fila. Debe ser miope porque se ha acercado para ver mejor.
El resto del tiempo, descansa en mi regazo y desde allí ve pasar la vida. Es una gozada su cuerpito caliente y suave, pero me inquieta pensar que su universo será siempre y sólo esta casa. ¿No podría ser diferente? ¿Qué será lo mejor? De una vida de riesgo y muerte temprana ha pasado a la seguridad más que probable de un apartamento de 56 metros cuadrados. No se la ve mal, se la ve a gusto. Quizás su pronóstico de muerte accidental le enseñó a pensar sólo en el presente...quizás por eso mordía la cinta de mi agenda.
Todo es un juego para ella y es muy curiosa; pero prefiere la compañía al juego. Por eso ahora descansa en mi regazo, se deja mimar y pide más todo el rato. Busca el sol y los lugares tibios y blandos.
Quizás este pequeño universo precedible le dé seguridad para iniciar sus ejercicios acrobáticos hasta la parte más alta de las librerías: una vista panorámica y algo alejada desde la que puede contar las cosas tal como las ve.

Originales

No me gustan los sucedáneos
ni los premios consuelo.
Detesto las imitaciones y
las falsas promesas.
Y nada de esto es sinónimo
de querer ganar
sino todo lo contrario.
No busco trofeos, sino
la satisfacción del trabajo bien hecho.
No quiero una melodía
de pajaritos en mi móvil.
Quiero que mi ventana
dé a un campo
vivo y sonador.
Que los reflejos
sean de agua,
no de espejos.
Simil piel,
pseudo libre,
cuasi-modo...
No.
La verdad
con toda su tierrilla
y su suero.
Respirar, quemarse y oler.
Lo que hay
detrás de las paredes
que ayer se han levantado.
Sui Generis sí que sabía.
La cara sucia,
las manos húmedas,
y el palpitante interior
rojo de mi cuerpo
avocados a la tarea
de sentir la vida
con todas sus consecuencias.

Domingo a letras

Escribo
para disolver
el domingo.

En mi aguarrás de palabras
el dulce sopor del augurio
se deshilacha
ácido y rojo.

El oxígeno por fin
permite respirar
a mis pulmones
prensados entre
vacuidad y presagio.

Ahora sí
el domingo empieza
a ser mi solución
de calma,
libertad
y posibilidades.

Brindis de resaca

Levanto mi cáliz
y brindo
por la resaca de la luna.

Por la fluida redondez
de su abrazo-cuna.

Por los momentos de luz,
de verdad madura.

Por la insistencia
de los círculos de fuego
brindo.

Y brindo
por la pesquisa feliz
y apasionante,

Por el hígado parlante,
por el cerebro mudo.

Por la falta de respuestas
y la ambición de preguntas.

Por la libertad del tiempo,
por la arena fría
y las faldas que giran
su danza animal
de plenilunio.

Coincidencia

Pasan:
rosas malvón cebollas curry pan
orquesta coches pasos repiqueteos
colores que despertarían arduos debates para ser definidos
refranes reproches quejidos sentencias
ruido
ruido
ruido
ruido

Hasta que tú
sacudes tu esencia ajazminada
elevas mis ojos con tu voz
traes un azul paz a mi voluntad
y cuentas mi cuento en tu boca.

Hasta que yo
contengo en palabras tu sueño
camino despacio y dibujo
el camino a tus pies
encuentro el fondo a tu forma
como andar en bici
después de tantos años.

Un zumbido en el pecho
ser afín al fin
en este hormiguero.

No es la muerte,
no es definitivo.
Allí no acaba nada.
Es el hilo para tirar.

Y me digo
sube tan alto
que sólo se pueda saltar.
Y me digo
sube tan alto
que sólo se pueda volar.

Fin del letargo

El invierno tarda demasiado
en percibir su sinsentido.
Ha sido más que largo,
aún no lo sabe.
Una grieta surge sin embargo
entre él y yo.

Se desperezan los dedos
las plantas de los pies
la nariz
las orejas…
voy saliendo del letargo.

Han pasado años
desde la última vez
que sentí las horas
los días
el sudor
inacabables
porque veía un horizonte.

Mientras se quiebra la escarcha
que recubre mis hombros,
la sangre vuelve a fluir
por arterias eternas
tan infinitas como la ilusión.

Hay tanto por hacer
y es tan terrible
pero había olvidado ya
la sensación de no arrastrar grilletes
y ya por eso es menos doloroso
caminar
hacer
sumar
compartir.

Y sentirme parte de eso
que algunas llaman magia.

Sin límites

El paisaje a mis pies
desde el acantilado.

Pero no
las rocas arrugadas por el tiempo
exigentes y adustas.
No sus verdes vestidos
a frío y nieve amamantados.

No ellas,
las rocas.
No sus vestidos verdes.
Sino el aire cobijado en su duro abrazo
y extendido al cielo.

A mis pies,
posibles pasos.

Todo su espacio transparente.
Toda su bruma.
Veteado.
Su luna y más.

Mucho más allá aún
puede llevarme el verso
que escribes en mis ojos
que lees en mis labios
sin futuro ni mapa,
sin camino trazado.

Seres

Un día seré
caballita de mar,
osa pando,
rinoceronta, jirafo,
jaguara, tigra.

Seres que seré a sabiendas
de que no se puede
pero es posible.
A sabiendas de que alguien
dijo un día que eso no,
pero mira...

Seres que seré
orgullosa de mí misma
por tanta raredad incomplaciente.