Hay gente que en lugar de arrugarse y envejecer se va convirtiendo en una máscara caricaturesca de lo que fue.
Su cara va dejando de ser su cara para tomar una forma tensa, rígida y carente de más expresión que el propio miedo a la muerte cada vez más cercana.
Otras personas en cambio parecieran amigarse con el cuerpo que las acompañó en tantas experiencias. Sus caras arrugadas y manchadas no reflejan miedo sino paz.
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