Como erupción de lava ardiendo
el torrente llenará impetuoso
el camino hacia la boca
y te enrollará los párpados
y te sacudirá las barbas
antes incluso de estrellarse
en tu orgullo
de macho
ignorante
bruto.
No me importa que no entiendas,
ni tu cara estupefacta;
o si pretendes reclamar ofensa.
Calla.
Lo único que importa es mi voz.
Y yo,
ancha, ancha, ancha...
Por fin,
arrebatada, acalorada, gorda,
libre y feliz.
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