Si me imagino tu beso, veo un espiral.
Tu mecha húmeda me roza los labios.
Mi cuerpo, cometa encendido, se enrosca en tu torso de lava volcán.
Un caramelo multicolor. Giramos. Mezclados.
Caemos sin llegar a dejar de caer.
Subiendo siempre.
Abarcan tus manos la fuerza que me sostiene.
Contengo en mis yemas el impulso que te alza.
Y no sé qué pasa después.
Sólo veo, una y otra vez, tu beso.
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