Sueño.
No tengo miedo.
La burbuja de bilis, asco y fe
sube por las gargantas,
sale
y te explota en la cara.
Baña tus palabras de serpiente.
El vapor ardiente
quema tu indignidad.
Ya no dices con infame cinismo
que no hay más remedio,
que es por mi bien mi mal.
Sueño con no callarse
ni una vez más.
Zarpa gatuna,
la mano nuestra abarca
tu lluvia ácida,
tu azufre y óxidos metálicos.
Abarca, aplasta y frena
tu impunidad.
No puedes tocarnos ya.
Nos pertenecemos.
No tenemos miedo.
"Se acabó", sueño.
Ya no hay miedo.
Ni yo ni nadie
soportamos ya.
Se ve. Tu escudo de alas de mosca
no oculta ni protege.
Las mentiras destiñen sangre ajena.
Tu lengua está manchada.
Tus pupilas, dilatadas de ambición.
Los bolsillos, rotos de llenos.
Se nota que te sobra
de todo menos dar,
menos justicia,
menos verdad.
Y sueño
que tienes miedo.
Somos capaces ya de ver,
descreer,
entender, detener.
No eres ya un enemigo
porque somos más,
muchas más,
las gentes que sabemos
y hacemos por la vida,
justa y verdadera vida.
Sabemos dar y tomar sueño.
Dar y tomar.
1 comentario:
La vida es un sueño; los sueños son el reflejo de nuestra propia vida...
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