2.3.05

Hija

Manos de miel, de gelatina rosa, tibias y a veces tan tibias. deseo la eternidad para el momento de tu caricia, tierna, tan tierna que me alcanza el alma y la deshace.
Un sueño inacible de tan real. Cada día, estás aquí, con tu mundo de amor tan grande, tan grande, tan grande.
Me odio por no reconocer en todo momento cada molécula de la maravilla que te invade. El sueño realizado de tenerte, aún mejor de lo soñado.
Hija, así como tu abuela te soñó, yo soy sólo el último eslabón en la cadena previa de tu vida.
Orgullosa de darte la vida, de que la cambies cada día; de crecer, soñar, aprender y disfrutar cada día para que vos lo hagas todavía más.

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