8.12.14

Sueño

Sueño.
No tengo miedo.

La burbuja de bilis, asco y fe
sube por las gargantas,
sale
y te explota en la cara.
Baña tus palabras de serpiente.
El vapor ardiente
quema tu indignidad.
Ya no dices con infame cinismo
que no hay más remedio,
que es por mi bien mi mal.
Sueño con no callarse
ni una vez más.

Zarpa gatuna,
la mano nuestra abarca
tu lluvia ácida,
tu azufre y óxidos metálicos.
Abarca, aplasta y frena
tu impunidad.
No puedes tocarnos ya.
Nos pertenecemos.

No tenemos miedo.
"Se acabó", sueño.

Ya no hay miedo.
Ni yo ni nadie
soportamos ya.

Se ve. Tu escudo de alas de mosca
no oculta ni protege.
Las mentiras destiñen sangre ajena.
Tu lengua está manchada.
Tus pupilas, dilatadas de ambición.
Los bolsillos, rotos de llenos.
Se nota que te sobra
de todo menos dar,
menos justicia,
menos verdad.

Y sueño
que tienes miedo.
Somos capaces ya de ver,
descreer,
entender, detener.
No eres ya un enemigo
porque somos más,
muchas más,
las gentes que sabemos
y hacemos por la vida,
justa y verdadera vida.
Sabemos dar y tomar sueño.
Dar y tomar.

21.11.14

Redes

Debajo de la pila de papeles,
facturas, trámites, formularios.
Adherido al tambor de la lavadora estropeada.
En el autobús de una punta a la otra de la ciudad.

Sepultado bajo una montaña
de noes y quédifíciles.
Confundido entre los pasitos de baile,
uno pa' lante, uno pa' trás
y vuelvo a empezar.

En las arrugas del ceño.
Sumergido en una olla de agua hirviendo.
En la basura, confundido entre las pelusas.

Estupefacto leyendo las noticias.
Siempre lo mismo, esto ya ni sorprende,
Tal vez plantao en el medio de la calle,
cuando vio hacer las cosas mal y que no importa.
Sumido en la desidia y el para qué.

¿Dónde se quedó el gorrión?

Hay tantas redes donde podría estar
enganchado,
paralizado,
desorientado,
temeroso,
herido.
Ojalá no muerto.

Ojalá.

21.7.14

Tu beso es así

Si me imagino tu beso, veo un espiral.
Tu mecha húmeda me roza los labios.
Mi cuerpo, cometa encendido, se enrosca en tu torso de lava volcán.
Un caramelo multicolor. Giramos. Mezclados.
Caemos sin llegar a dejar de caer.
Subiendo siempre.
Abarcan tus manos la fuerza que me sostiene.
Contengo en mis yemas el impulso que te alza.
Y no sé qué pasa después.
Sólo veo, una y otra vez, tu beso.

Vamos por la paz

Seguimos inmersas e inmersos en una cultura de guerra, de héroes y épicas batallas.
La paz sigue siendo algo aburrido que no merece ser contado.
Se considera mojigato, pesada o débil a quien trabaja por la construcción de paz.
Se entiende que ser pacifista es vivir fuera de la realidad.
Si seguimos mirando a las guerras del sur como películas, si seguimos jugando a las guerras en el norte, puede que cualquier día nos encontremos con su cara cruel y verdadera mirándonos de frente.
Sin piedad; porque la guerra no es un fenómeno meteorológico.
Es la realidad que malviven y mueren muchas personas.Y ninguna se lo merece.
La guerra es lo que hacemos las personas con las personas cada día.

7.7.14

Ayudamemoria

Recordar lo importante, dejar de lado lo innecesario, saber por qué sigo insistiendo y, sobre todo, tener cerca a quien me quiere bien porque son mi brújula.

23.5.14

No sólo intelectualidad superior

Supongamos que la superioridad intelectual puede definirse como una capacidad de razonamiento y pensamiento lógico con la que alguien cuenta por encima de la de otras personas. Esta forma de inteligencia implica, para empezar, una comparación. Por lo tanto, para que yo sea superior intelectualmente debe haber alguien intelectualmente inferior. Ya empezamos mal, porque si mis virtudes dependen de la falta de los defectos ajenos, es fácil imaginar que me dedicaré a fomentar esos defectos para alimentar mi virtud a base de ensanchar la brecha. Es más fácil tirar para abajo que empujar para arriba.
Por eso, me gustaría utilizar otro concepto que no implique, al menos tan explícitamente, comparación. Hablemos de inteligencia, aún en el sentido más tradicional de la palabra, como la capacidad de razonar o entender.
Convenido este punto, es bastante obvio e innecesario explicar que a lo largo de toda mi vida he estado vinculada a personas a las que considero inteligentes y otras a las que no considero inteligentes. Evidentemente, hay mujeres y hombres en ambos grupos. Por si alguien necesita la aclaración en estos tiempos en que parece que volvemos a cuestionarnos preguntas de siglos pasados.
No es que sea necesario un extraordinario nivel para desafiar mi propio intelecto, pero sí es cierto que me he dado al esfuerzo de cuestionar, indagar, replantear y argumentar con gusto y responsabilidad. Considero que es cosa buena lo de esforzarse por entender y explicar, lo de reafirmar las propias ideas más allá de todo dogma y lo de tomar decisiones que impliquen a la razón entre otras herramientas.
He dicho alguna vez que yo hago un camino reflexivo de la vida, transitando a 10 centímetros del suelo e incluso a 10 centímetros hacia el interior de mí misma, para poder observar con perspectiva. Mi objetivo, la libertad. Por lo tanto, es fácil deducir que valoro positivamente este ejercicio de tratar de entender y razonar.
Sin embargo, no sólo de ideas viven mis preferencias. Cuento entre mi gente cercana a personas que, incluso ajenas al ejercicio del razonamiento exhaustivo, aportan una gran claridad ética, conocen los secretos del buen vivir, y presentan una sabiduría para la risa y el cariño que me resultan imprescindibles; aunque no sean capaces ni tengan intención de resolver un enigma lógico en su vida.
Del mismo modo que creo que la inteligencia no es imprescindible para el buen querer, pero ayuda, opino que tampoco es suficiente por sí misma.
Hay otro factor que, además de necesario, es determinante: la autoridad moral. En este caso me resulta más complicado aún hablar de superioridad o inferioridad. Me gusta aplicar más bien una gradación de compatibilidad. Por ejemplo, un genio de la antropología puede resultarme absolutamente repudiable y aburrido si acompaña su sapiencia con un discurso xenófobo. Una magnífica filósofa que es incapaz de trascender y no imponer los dogmas religiosos me da más asco que entusiasmo. Y esto tiene que ver con mi propia ética y moral, desde la cual sin duda elijo a quienes quiero tener a mi alrededor y las autorizo a interpelarme.
A esta altura estará claro que me resultan más atractivas las personas que, con su capacidad intelectual, me ofrecen un desafío, aquellas que me dejan frente al acantilado del pensamiento con un irrefrenable deseo de saltar; pero sobre todo aquellas que me invitan a planteamientos tanto éticos como intelectuales.
En fin, vuelvo al comienzo: no todos son ideas. Por lo tanto, quien tenga intenciones de caerme bien lo tiene crudo si intenta utilizar una apariencia lógica vacía de todo contenido moral. Y peor aún, me resultan tan insoportables las discusiones basadas puramente en la dialéctica y la oratoria... Me parecen una pérdida de tiempo los debates destinados a definir superioridades. Los debates no se ganan ni se pierden. Si un debate es bueno, ganan todas las partes, incluso quien modera y quien escucha. Claro que para eso, hace falta disposición de espíritu para el entendimiento y la colaboración, a las que no todo el mundo está dispuesto.
No es obligatorio, no hay ninguna ley por la cual quien no razone va a prisión o paga multa. Pero como tantas cosas en la vida, puede que esta también tenga truco. Nadie te puede obligar a pensar, pero sí inducirte a no pensar, y cuando no pensamos somos más dúctiles. Esto, en un sistema que se basa en la manipulación como táctica, me da mucha rabia. Pero sobre todo, me anima más aún al ejercicio de reflexionar, como acto de rebeldía.
Por eso, la actitud crítica, la invitación al debate, los foros, los dilemas, las ganas de preguntarse si lo que que se hace es lo correcto o qué debería hacerse, son actitudes que me resultan profundamente atractivas y revolucionarias.
A quien combine esta actitud inteligente con valores compatibles con los míos, estoy dispuesta a darle el poder, con su correspondiente responsabilidad, para tomar las decisiones que afectan a la sociedad de la que formo parte: el mundo.

14.5.14

Conmigo no

Manipular desde el poder.
Eso es todo.
Me dijo.

No hacen otra cosa.
Me dijo.

Lo sé.
Le dije.
Pero qué asco.
Le dije.

¿Y por qué tienen poder?
Me dije.
¿Podrán conmigo?

No, conmigo no.
Me dije.
No pienso colaborar.
Me dije.
Tendrá que ser en mi contra.

Porque conmigo, no.
No.



Desierto de hielo

Blanco, mudo, inamovible
un desierto de hielo
se tragó el deleite.

Rebuscando.
Marcada a cuchillo
la promesa de voluntad.

Soldado el pico en la mano,
engrilletados los tobillos,
dispuesta a la pena.

El abismo blanco y mudo
es aterrador.

Puede que nunca vuelva
a crujir la grieta donde
extraer el gozoso líquido.

Puede que nunca vuelva
a sonar el plasma
y que no vuelva a decir.

Es posible
que se haya ido para siempre
la luna llena de las palabras.

Pero refiero la cicatriz,
la silueta diluída bajo el témpano,
las rodillas rojas,
al hielo

Entonces,
aquí estaré
                   buscando
cuando nada suceda.

Efecto photoshop



No hace falta ser feliz para ser feliz, basta con parecerlo. A pesar de lo que nos indica nuestra memoria, esto no es un consejo de autoayuda. Esto es la denuncia de una estrategia que intentan imponernos. Dejo la reflexión sobre los libros de autoayuda para otra vez y no descarto su vinculación con esta idea.
Decíamos: para ser feliz, basta con parecerlo. ¿Parecer felices? ¿Cuál es la imagen de la felicidad? También nos han explicado eso. Mujer feliz: blanca, rubia, de ojos claros, delgada, joven de gestos suaves y sensuales, sumisa y a la moda (cara).
Hombre feliz: blanco, entre joven y maduro, delgado, fuerte, rico, formal y sobre todo poderoso.
Lo perverso del asunto es que la mayoría de estas cosas no podemos elegirlas y otras cuestan muy caro en tiempo, energía, libertad y dinero, por lo que estamos condenadas y condenados a la infelicidad...
Podemos sacarnos todas las fotos que queramos y si nuestro reflejo no se parece a nuestro sueño (al sueño que nos han enseñado a soñar), no importa; para eso está el photoshop y todos los programas de edición. Nombro al photoshop porque ya ha dejado de ser una marca para convertirse en una ideología. Supongo que esto va un poco más allá de lo que pensaban quienes lo crearon (supongo, al menos al principio, ahora no sé). Editoras y editores del mundo han encontrado en este software una herramienta para modificar la realidad.
Lo que vemos a través de los medios de comunicación modifica nuestra percepción de la realidad, modifica lo que pensamos, conforma nuestro imaginario respecto del mundo en el que vivimos, incluso cuando lo que ofrecen los medios es irreal.
Para empezar, durante mucho tiempo ni siquiera supimos que lo que veíamos era falso. Un día empezó a correr la voz: Esa que vez no es Claudia Schiffer. Ese que aparece en la portada, no es Richard Gere. Esa construcción militar en Irak está realmente en China. Ese avión que aparece en la fotografía no estaba en Oklahoma. Esa modelo no es tan delgada. Ese que está ahí es el que aparecía en la revista de moda, aunque no lo parezca.
Se castigaban incluso las imágenes reales: la actriz que sale despeinada a hacer las compras, el empresario que muestra los michelines, la braguita, los pelos en la oreja...
Más tarde, empezamos a ver los procesos de transformación paso a paso, el antes y el después. Aprendimos incluso a realizarlos por nuestra cuenta todas las personas que no vivimos de eso y empezamos a sentir incomodidad ante nuestra propia imagen sin retocar.
Entre el estupor y la indignación escuchamos a alguna modelo quejarse de que su imagen ya no era la propia sino la de otra inexistente. "Ojalá yo fuera como ella", dijo una de sí misma en las fotos (no consigo encontrar la cita para ponerle nombre).
Incluso la palabra fotografía cambió de sentido. No sé si cambió su definición formal pero sí su connotación. Lo que antes era una prueba irrefutable es ahora un efecto, un impacto, un anzuelo, un modelo, un sueño a alcanzar. Es, en definitiva, lo que queremos que sea y, en el caso de las revistas de moda y sociales, lo que queremos ser.
¿Que no somos guapas? no importa. Las fotos están divinas. ¿Que no estamos cachas? No importa. La imagen es perfecta.
Los programas de edición de imagen están siendo utilizados para que nos concentremos en crear una realidad virtual en la que somos felices porque nos parecemos a lo que nos han dicho que debemos ser para ser felices.
Y lo que pasa al final es que nos perdemos. No estamos atentas, activas, presentes y concentrados en el mundo real donde somos imperfectas y esto no nos impide la felicidad real. Esto es lo que resulta más cómodo para quienes no quieren que estemos aquí, en el mundo real, reclamando, exigiendo, defendiendo, ocupando, disfrutando, creando, construyendo, opinando, decidiendo, cambiando.... ¿Sigo o son suficientes verbos revolucionarios?

11.5.14

Ancha

Como erupción de lava ardiendo
el torrente llenará impetuoso
el camino hacia la boca
y te enrollará los párpados
y te sacudirá las barbas
antes incluso de estrellarse
en tu orgullo
de macho
        ignorante
                       bruto.
No me importa que no entiendas,
ni tu cara estupefacta;
o si pretendes reclamar ofensa.
Calla.

Lo único que importa es mi voz.
Y yo,
ancha,       ancha,        ancha...

Por fin,
arrebatada, acalorada, gorda,
libre y feliz.

21.4.14

17.4.14

Valor y validez

Cada vez vale menos la palabra; sobre todo, la palabra dada; sobre todo, la palabra amor.
Nos volvemos seres inconexos, incapaces sociales.
No entendemos lo que vemos. No sabemos lo que decimos. No hablamos de lo importante. No decimos lo que hay que decir.
Nos llenamos los ojos y la boca, eso sí, de falacias inútiles. Esa plenitud, ese sobrepeso, nos impide movernos y buscar: respuestas; verdades hasta el límite de la lucidez embargante; palabras hasta el límite de las lágrimas; hasta el punto de quedarnos sin aire y aprender, otra vez, a respirar.

Conciencia

Me siento mucho menos rara, más amiga, desde que sé que soy mujer

Río

La pelota hace ¡pum!
Ríe.
Río porque ríe.
Río de risa.
Consentido.
Con todos los sentidos.
Quiere que haga ¡pum!
Quiero mucha risa
para mi risa.
Tiene sentido.

23.2.14

Look

Me gustan la ropa de hombre, el perfume de vieja, los escotes de puta, el pelo a la garçon, los pendientes hippies y los zapatos de andar por casa.
Cuando uso estas cosas, me siento cómoda, libre, auténtica, feliz.
Se han equivocado. No son de hombre, vieja o puta. No son a la garçon, hippies, de andar por casa...
Son de mí.
Les voy a avisar...

22.2.14

Tiempo

Una.
Conmigo, una.
Somos una.
Yo y yo.

No hay rendijas.
No hay fisuras.
Una y una.
Yo.

Ha llovido.
Sol.
Luna.
Pasos apurados.
Me asomo
desde el salón.

No brilla.
Sin espuma.
Mate oscuro.
Vuelvo.

Aprendiendo
otra vez.
Otra vez luna.
Otra vez sol.

Cierro cortinas.
Cremalleras.
Boca.
Luna.
Sol.

Ojos abiertos.
Sueño que vuela.
Mente.
Luna.

Manos inquietas.
Hombros cargados.
Curro.
Sol.

Vuelvo al inicio.
Palotes.
Pinitos.
Redondo.
Cuadrado.
Uno más uno,
dos.
Uno más uno,
uno.
Una más una.
yo.

1:11

Una y once, marcó el reloj.
Acabó la película.

Recogí los platos.
Lavé.
Pensé en vos.
No dije nada.
¿A quién?
Me fui a la cama.

Cuando abrí los ojos,
la noche había acabado.
Salí.
Compré pan.
Miré el cielo.
Respiré profundo.
Pensé en vos.

Cuando abrí los ojos,
todo había acabado.

18.2.14

Cuestión de medida

Esto no es la primera vez que pasa, ni la primera vez que lo pienso. O yo no estoy hecha a medida del mundo o el mundo no está hecho a mi medida.
Y de ahí parte todo, pero ni es tan así ni soy tan así.
Por más únicas que seamos las personas siempre compartimos algo con alguien más. Imaginaos que nuestro ser, no sólo nuestro cuerpo, estuviera integrado por 98 trocitos, por ejemplo. No habrá ninguna otra persona que cuente con la misma combinación. Supongo que habrá gente constituida también de 3 trocitos o 120, o 1 único y enorme. Pero creo que seguro que encuentro gente que tiene alguno o varios de mis 98 trocitos.
Eso me pasa con la sensación de las medidas, el mundo y yo. He encontrado a otra gente que también le pasa, aunque no siempre lo defina con las mismas palabras. Eso es lo bueno de las palabras.
Ese trocito en común me permitió evolucionar el pensamiento. Comprendí que yo y esas otras personas somos el mundo, también. Lo que pasa es que no mandamos. La medida del mundo la marca la gente que manda, que tiene el poder, cada cual en su tiempo y su espacio. Es la gente que puede decir cuánto mide el mundo y lo hacen medir a su medida. Por lo que parece, para que el mundo sea a tu medida, tienes que mandar.
Lo que pasa, es que para mandar hay que ser de una determinada manera que yo no soy, y la gente que comparte la sensación tampoco. Claro, el mundo no está a nuestra medida, porque no estamos a su medida. Ese es el precio del poder: la medida, el molde. Algo que no estoy dispuesta a pagar.



¿Cuál es la medida del mundo entonces? Ni idea.
Puff, si fuera tan fácil saber de qué se trata... lo que sí sé es cuál no es es mi medida y algunas cosas que veo por ahí. Cuando hablo de la medida del mundo hablo de personas que no piensan ni sienten como yo.
La primera palabra que viene a mí pensando en ese mundo ajeno es "ambición". Y podría ser una palabra bonita ¿eh?, que hablara de sueños y energías aventureras. Pero no. Cada palabra lleva a la espalda un saco que se va llenando de significados. No se llena solo, lo llenamos nosotras.
Las personas del mundo hemos ido llenando el saco de la ambición con piedras muy pesadas de egoísmo, acumulación, sometimiento, esclavitud, ausencia de empatía, una idea de sálvese quien pueda.
Pero si yo no me considero parte de ese mundo ¿significa esto que yo no tengo egoísmo, ansia de acumulación o sometimiento o sentimientos de esclava, falta de empatía o sálvese quien pueda? No lo creo. Creo que se trata de algo que me repugna, incluso cuando está en mí.



Pero es evidente que estoy pensando en personas muy concretas cuando enuncio esta idea. Hombres y mujeres que han hecho de su ambición su identidad y que, de algún modo, eligen quedarse ahí, en ese mundo. Y lo que ha pasado es que esas personas se han cruzado en mi vida o en la vida de otra gente que se siente como yo. Y como no se trataba de un "estoy de paso" sino de un "me quedo", entonces me han llevado a darle una vuelta más al asunto ya que no me podía librar de ellas y su influencia.
No sé qué siente esa gente. No sé cuáles son los pensamientos que la llevan a tomar unas decisiones determinadas. Pero, a base de observar, he descubierto que no buscan soluciones, sino ganar. Claro que "ganar" de formas a veces muy raras; tan raras que a veces parecen perder desde mi punto de vista. Pero están luchando para ganar, para tener razón, para guardarse todo en el bolsillo. O peor aún, para que las demás personas perdamos, estemos equivocadas y no nos quede nada que entregar. Necesitan que estemos ahí para definirse a sí misma por encima de nuestras cabezas.
Es gente que no busca construir, solucionar, compartir, disfrutar, aprender, experimentar, conocer... Es gente con miedo a perderlo todo, a no saber qué hacer si no fueran así.
Y yo no quiero pagar ese precio.
Pero a veces, me toca compartir espacios, tiempos y energías con esta gente. Entonces creo que lo que tengo que hacer es aprender, construir, conocer, compartir, experimentar y, siempre que se pueda, disfrutar.
Eso a veces duele porque, como dije, no me siento cómoda en la silla que me ofrece ese mundo. Estoy mejor de pie, gracias. Pero para eso tengo que sostenerme sobre mis propias piernas, esquivar los golpes bajos (esta gente entiende mucho de violencias de todo tipo), sujetar la cuerda que me mantiene unida, hacerme entender y no regalar aquello que considero un coste inasumible (esta gente también sabe mucho de dinero, precios y ganancias).
Y me cuesta mucho aprender a disfrutar de esto, pero estoy aprendiendo. No disfrutar al estilo masoquista, sino disfrutar de sentirme fuerte y persistente, de no claudicar, de ser creativa e ingeniosa en mis movimientos, de sentirme cada vez mejor conmigo misma y de sentirme acompañada.

19.1.14

Tres marías

Noche clara y silenciosa
de ventana abierta.
Me asomo y veo,
y me miran,
luna casi llena
y tres marías.

Soledad.
Libertad.
Futuro.
Nos vemos las caras.

Luna asiente.

No sonrío.
Escucho.
Silencio más que nada.
Ganas de precipitar el tiempo.

Cuatro puntos cardinales
marcan la equis:
Aquí y ahora.

He de quedarme y ser.
Sobre todo, estar
presente.

La lección nocturna
empieza.

Luna asiente.

10.1.14

Hacía tiempo...

Hacía tiempo que no sentía esa necesidad de escribir incluso sin saber qué quiero decir.
Bueno, más o menos me imagino por dónde puede ir la cosa porque, en definitiva, siempre estoy con lo mismo. Esas ideas un poco locas, bastante ilusas y tirando a utópicas que me impulsan hacia adelante.
Me pasan muchas cosas todos los días; cosas que me reafirman en ese camino desquiciado, en el mejor sentido de la palabra.
Y aquí estoy, una vez más, invitando a creer en el amor, la paz y la libertad. Y no porque tengan un final feliz. ¡Qué va! Muchas veces incluso el trayecto es muy duro, según dicen quienes llevan kilómetros en él. Pero es que hay una sensación difícil de explicar porque solo se encuentra en ese exótico paraje. También dicen que, aun así, cuando te embarga es fácilmente reconocible y ya no hay vuelta atrás.

3.1.14

Me gusta mi libertad

1
No me gusta la propaganda ni en contra ni a favor de nada. No me gusta que me quieran convencer. Me gusta que me informen, me hagan pensar, me faciliten preguntas, me asesoren... Pero no me gusta que me quieran vender algo, un producto, una idea, una realidad.

Desde hace demasiados años, además, la propaganda está en manos de las élites del poder. Sí, sí, me encantan las conspiraciones y todo lo que tú quieras; pero es mucho más real de lo que te imaginas y, por supuesto, mucho más real que lo que nos venden.

Hay más gente haciendo propaganda, no sólo la que manda. Tampoco me gusta. No me digan lo que tengo que hacer que ya soy mayorcita.

2

La propaganda es una herramienta que permite instalar una idea, una necesidad o, por qué no, un miedo, en el imaginario colectivo.

A través de ella, los grupos que tienen dinero (poder) suficiente como para mandar se encargan de dirigir el sentir generalizado.

¿Habéis visto alguna vez un espectáculo de monólogos? Seguramente conoceréis a algún cómico o a alguna cómica que habla de "las cosas que dicen las madres" o "excusas verdaderamente buenas para no ir a cenar con la suegra". Ya desde el título están marcadas por el imaginario social que nos coloca, por ejemplo, a las mujeres al frente de la crianza y despersonaliza cualquier aspecto de una mujer que ha parido más allá de ser MADRE.

Nos parece gracioso que todas decimos lo mismo. ¡Qué cosa! No pensamos ni por un momento en por qué decimos eso y no algo diferente. Es muy cómodo sentirse parte de la normalidad. Da mucha tranquilidad.

Pasemos a las revistas: "10 trucos para deshacerse de las líneas de expresión" (¿qué?). "Los 5 destinos más paradisíacos para el verano", ajá. "El ranking de los 8 videojuegos de este mes"... (no comment).
¿A quién le sobran las líneas de expresión, le falta verano y tiene mono de videojuegos?  A mucha gente. ¿Y por qué? Eso, "¿por qué?" es una pregunta muy adecuada.

Seguimos. Televisión, radio, prensa, conferencias, tertulias, debates, mesas de café, viajes en ascensor, libros, blogs, analistas: "Estamos mal, hace falta mano dura", "Nunca hemos estado mejor; claro, porque lo estamos haciendo muy bien", "Hemos recibido una pesada herencia", "Todo el mundo tiene que arrimar el hombro", "Ya falta menos, les pedimos un esfuercito más", "La gente se aprovecha de las ayudas y el paro", "Vienen a robarnos el trabajo", "La madre que trabaja no puede educar bien a sus hijos", "No les gusta trabajar", "Todo el mundo roba, yo no voy a ser el idiota que no lo haga", etcétera.

3
Bueno, todo eso, se llama propaganda. Todo eso está ahí con un objetivo claro: convencernos de algo. No lleva siempre el rótulo de "espacio publicitario", pero lo es.

Mi mamá me decía cuando yo era pequeña: "Los malos no tienen dientes enormes ni caras feas ni hacen buuuuuu. Hacen trampa, se esconden, se hacen los buenos". Así de fácil es entenderlo. Y así de difícil empieza a ser saber de quién fiarse.

¿Cómo diferenciamos la propaganda de información, consejo, reflexión o incluso opinión?
La clave está en el juego limpio, creo yo. Una buena idea es preguntarse:

- ¿quieren que sepa algo o quieren que no sepa algo?
- ¿Se entiende claramente lo que dicen o usan palabras difíciles para confundir?
- ¿Piden fe y no dicen pa' qué?


4
La recepción es un rol activo, requiere, tiempo, entrenamiento, atención, práctica y crítica (también autocrítica). Como cualquier actividad, produce un gasto de energía, pero también produce muchas más cosas. Y cuidado, porque la recepción pasiva quizás produce menos gasto de energía, pero también produce muchas más cosas; generalmente esclavitud.

5

¿Qué quiere sacar de todo esto? ¿Cuál es mi objetivo como receptora? La propaganda está ahí. De forma más o menos estratégica, consciente o irreflexiva retransmitimos el mensaje.

- Puedo hacerme la distraída, decir que sí a todo y dejarme llevar como un corcho en el mar. Bueno, hay tanta gente que lo hace... (convencida además muchas veces de que no lo está haciendo y es la
más lista del barrio). Esta gente no me cae muy bien. Creo que es bastante evidente.

- Puedo apagar, la tele, la radio y el ordenador. Puedo dejar de leer toda clase de periódicos, libros, folletos y demás. Puedo dejar de hablar y escuchar a la gente. Puedo dejar de relacionarnos con la comunidad y mudarme a una choza sola en la montaña. Es una opción, como casi todo. Pero no es mi opción.

- Puedo relacionarme con la comunidad. Puedo elegir con quién paso mi tiempo libre y con quién no lo paso. Puedo elegir qué leer, escuchar, mirar... y sobre todo puedo plantearme cómo y para qué leo, escucho y miro. Esto me gusta más.

Reconozco que resulta bastante agobiante cuando empiezo a ver todo lo que está condicionado por la propaganda y sobre todo me produce mucho disgusto descubrir mi propio condicionamiento.

Por eso digo que no me gusta la propaganda. ¡No me gusta que me controlen! La libertad es un valor que cada vez tiene más espacio en mi vida. También tuve que pasar por el proceso de descubrir qué significa para mí la libertad, porque el poder tiene sus pautas también para definir la libertad. Diría que especialmente para definir la libertad.

La propaganda me lleva a la acción a la hora de recibir el mensaje. Con todo lo que me gustaría estar haciendo con mi energía tengo que estar dedicándola a seleccionar, filtrar, esquivar, interpretar, desentrañar y descubrir mensajes. Pero es mi decisión ¿sabes? No me gusta la propaganda. No me gusta que me la cuelen. No me gusta que me controlen.

Me gusta mi libertad y ella me vale la energía invertida.


1.1.14

Otra vez, ésta sí

Bueno, ya está aquí para que hagamos de él lo que podamos. El 2014 se presenta, como todos los anteriores, como un año lleno de oportunidades.
¿Qué significa esto? Una oportunidad es una conveniencia de tiempo y de lugar; es un contexto propicio para que hagamos realidad aquellos sueños que ocupan nuestra energía. 
Pero la oportunidad no es suficiente. Nos toca actuar. Nos toca construir, sembrar, definir, concretar, cumplir, resistir, comunicar, reflexionar, aunar, sumar, proponer y aceptar.