9.12.08

Palabras

Parece que la palabra vuelve a cotizarse en el mercado.
Alguien dice: “¡Muere!” y se arma. Ni siquiera hace falta que la escriba y la firme ante escribano. O sea que no es el papel. Simplemente la suelta al aire; lo escuchan y se arma.
¿Será que es uno de los que mandan? Y el otro, el que manda más.... Parece que creyera en los maleficios, que de eso dependiera su vida, o su poder; que es casi lo mismo porque él no es él sino su silla. Él y también los que lo rodean, lo sostienen y cuelgan de él, que salieron exigiendo que se retirara el conjuro.
Y parece también que su silla se sostiene sobre las palabras, o los silencios, de los que no mandan tanto, o no mandan para nada pero se juntan para hablar.
El poder, entonces, parece residir finalmente en las voces aunadas, cuanto más aunadas mejor. Habrá que pensar en lo que se dice a favor o en contra, lo que nos decimos unos a otros y, sobre todo, en lo que se acuerda decir o se dice a una voz sin pensar, porque de ello depende mucho y no me refiero sólo a la silla.
Lo que dicen muchos va adquiriendo realidad con cada repetición, va tomando forma y sentido, aunque al principio pareciera sólo desvarío. Creo que la pregunta que quiero hacerme es cuál es la realidad que quiero conjurar.

2 comentarios:

Omar Feola dijo...

Hola G!!!
Wow, hace unos días que lo leí.
No se que decir, pero bueno, k-toy.
Intento que mis palabras puedan abrazarte los lunes
Con Amor
Anagramado

Greta Frankenfeld dijo...

Gracias! Sumate a las palabras!
G.