25.1.09

Gente de domingo

Los domingos, la gente parece más ocupada que nunca. Pasa con la barra de pan y el periódico bajo el brazo, sin detenerse a mirar alrededor.
Parece también, desconocida. Yo creo que la gente que vive en la ciudad toda la semana se va los domingos para dar paso a otra gente, diferente, que la habita los domingos ocupándose de los quehaceres domingueros: aperitivo, familia, zapatos de lucir, caminata desganada y planta nueva.
Esa gente, la de los domingos, lleva unos horarios muy estrictos; será que lo exigen las múltiples tareas.
Además de estrictos, sincronizados, como un gran ballet o un ejército obedientísimo. A la 1, a la calle; a las 2 y media, adentro. Bueno, adentro digo yo, no sé a dónde irán. Es cierto que a algunos se los ve a través de los cristales de algún restaurante. Pero no pueden ser todos los que hora y media antes se lanzaban a recorrer las aceras, no sería posible físicamente. Supongo que ocupan las casas de la gente que habita la ciudad lunesasabadamente.
Mientras que no me los encuentre un día en casa...

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