Palabras que llegan a hechos
con el tiempo,
cuando crecen y maduran.
Hay que comerlas justo
antes de que se pudran.
con sus semillas y su piel.
Sácale los colores,
que le dé vergüenza salir;
si no, no vale la pena.
¿Poesía de concurso
y exposición?
¿Poesía de viento fresco?
y que chorree
el jugo por los labios,
la mano, el mentón;
que se quede enredada en los dientes
que atragante, dulzácida pegajosa.
Me sienta mejor antes del pollo frito,
sin nata, ni azúcar, ni miel.
Sólo poesía, de verano o de invierno,
nunca poesía congelada
fuera de su temporada.
que manche y chorree,
que amontone en la tierra junto al árbol
piel, carozos y bichos,
sobre todo, moscas.
Que tenga la carne blanda y el gusto firme
que suene, que huela y tiente,
que me haga relamer y gruñir,
que se envuelva en mis babas transparentes,
que sea identificable al tacto,
reconocible en la ensalada,
causa de polémica, asco y seducción,
que contagie viruses y eczemas,
que provoque náuseas y urticarias,
que no cierre, que abra
puertas, balcones, ventanas, ojos, bocas,
manos, corazones, hígados, sabañones,
que confabule para ser
más poesía.
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