2.6.09

A contraluz

Cada día es más difícil arrastrar tu figura lejos de las sombras. Se ha apagado tu fuente, se han acabado tus ganas de verme.
Cada vez estás más lejos. No viajas para abrazarme. No sueñas conmigo; duermes.
Cada día tus muecas son más odiosas. Te aburre mi voz. Te asquea mi risa. Te falta el deseo de esperarme.
Te escurres entre mis dedos, arena; y no vuelves transformado en caracola.
No voy a guardarte el sitio. Sacudo tus huellas de mi manta y la doblo prolijita, para llevarla en la mochila.
Mientras me alejo, las olas de la orilla me acarician el pelo, en despedida.
El calor del sol se pone a mis espaldas. El día se va. Se termina el verano y empieza a refrescar.

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